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Ayutthaya y Damnoen Saduak


Fecha del viaje: Julio de 2024

Este artículo forma parte del viaje de tres semanas realizado al sudeste asiático en Julio de 2024. El artículo previo es sobre la estancia en Siem Reap, y podéis consultar aquí dicho artículo sobre la visita de los templos de Angkor.

Recomendaciones importantes

  • Mucha gente visita Ayutthaya en una excursión de un día desde Bangkok. Recomiendo pasar una noche allí (con una es suficiente), ya que la luz que hay en los templos es realmente bonita al atardecer.
  • En mi opinión, el templo más espectacular es el de Wat Chaiwatthanaram, fuera del núcleo principal, junto al rio Chao Phraya. También es muy chulo el Wat Mahathat, famoso por la cabeza de Buda atrapada en las raices de una higuera.
  • Un fantástico sitio donde cenar o comer en Ayutthaya (nosotros cenamos) es el "Saithong River", con terraza junto al rio. La terraza se ha construído alrededor de un árbol gigantesco que daba sombra a todo el restaurante, era un ejemplar formidable. Fue una elección perfecta, además había música en directo.
  • En el mercado flotante de Damnoen Saduak lo mejor es alquilar una barca con remero para un paseo de unos 40 minutos, es barato. No esperéis encontrar grandes cosas en los puestos, está demasiado pensado para los turistas. Se echan de menos puestos con artesanía auténtica, pero casi todo son souvenirs cutres.

Día 5

Cogimos el vuelo a Bangkok desde el aeropuerto de Siem Reap a las 11:55, y llegamos a nuestro destino apenas una hora después (a las 13:00). Una vez en el aeropuerto de Don Mueang, fuimos a por el equipaje, y luego a por el coche de alquiler. Esta parte siempre suele tener alguna dificultad cuando lo hemos hecho en Europa... Que si la oficina de alquiler no es fácil de encontrar (a veces hay que coger un bus incluso o caminar bastante), que si hay mucha cola, que si luego preparate a encontrar dónde leches está aparcado el coche...

Ibamos con un poco de miedo, la verdad. Miedo totalmente infundado. En cuanto salimos al hall de llegadas del aeropuerto, enfrente estaba la oficina de alquiler de coches. No había nada de cola, y además el encargado era super amable e incluso nos acompañó luego hasta el propio coche, que estaba aparcado muy cerca de la oficina. No solo eso, nos instaló él mismo la silla de protección de Inés. Mejor imposible. El coche nos salió por 188 euros para 8 días. Creo que tenemos que viajar más por Asia...

Metimos las maletas en el coche, y emprendimos la aventura. Gracias a la SIM que habíamos comprado cuando llegamos a Bangkok desde Madrid 4 dias antes, teníamos internet, que iba realmente bien, y podíamos usar el Google Maps. Así que pusimos como destino nuestro hotel en Ayutthaya, y emprendimos el viaje.

La carretera era estupenda, muy buena. Una especie de autovía de dos carriles por sentido con buen asfalto, la diferencia diria que está sobre todo en las incorporaciones y salidas, que muchas veces no tienen el correspondiente carril de aceleración/desaceleración. Cualquiera habituado a conducir, no tendrá ningún problema. Patricia va atenta de copiloto, por que al ser conducción por la izquierda, a veces por despiste uno puede equivocarse.

El viaje no se hace largo, y en apenas 45 minutos, lo indicado por el GPS, llegamos a nuestro destino. Nuestro hotel es bastante chulo, tal y como se veía en las fotos. Está en el centro de Ayutthaya, a unos 10 minutos caminando de los templos de la antigua capital del reino de Siam. Nos instalamos, y aunque era la hora de comer, decidimos hacer un poco de turismo "extremo", e ir a ver un par de templos y hacer luego una comida-merienda-cena por todo lo alto, ya que la hora de cierre iba a llegar en un par de horas. Como a veces hacemos esto, siempre llevamos en la mochila algo de comida para Inés, que si no nos mandaría a freir espárragos.

En las dos fotos de abajo, a la izquierda en el estupendo y moderno aeropuerto de Siem Reap, en Camboya; y a la derecha nuestro hotel en Ayutthaya, con el pabellón de recepción y desayunos sostenido por pilotes en mitad de una pequeña laguna.

Este hotel estuvo muy bien, nos gustó mucho. Estaba en una calle tranquila de la ciudad, podíamos aparcar en la misma puerta. Al mismo tiempo, estaba muy cerca de los templos, a unos 10 minutos caminando. El hotel en sí era como un remanso de paz aislado del resto del mundo. Consistía en unos bungalows repartidos por los jardines de vegetación tropical. A la entrada había una pequeña laguna, donde estaba el pabellón de la foto, y más hacia dentro la piscina, frente a la cual estaba nuestra habitación.

Y qué decir del precio... Nos costó 36 euros por una noche, con desayuno. Se llama "Baan Luang Harn" y podéis ver el link aquí.

Pues lo dicho, una vez instalados, fuimos a por el primer templo. Ayutthaya es en realidad las ruinas de la antigua capital del reino de Siam (luego llamado Tailandia), que fue destruída por los birmanos en 1767. Parte de lo que se ha conservado forma un conjunto en el que están muy cercanos entre sí los diferentes templos, lo que sería el centro político y religioso de la antigua ciudad. Luego, aparte, hay otros templos que están algo más alejados, los que estaban a las afueras de la ciudad. Durante esa tarde nos centramos en esos templos más aislados, a los que había que ir en coche, y dejamos el núcleo central, que estaba cerca de nuestro hotel, para la mañana siguiente. Ayutthaya fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991.

El primer templo que fuimos a ver es el Wat Yai Chai Mongkhon, a unos minutos en coche desde el hotel. En el plano de abajo podéis ver este templo, abajo a la derecha, y también la localización de nuestro hotel, con un punto rojo y una flecha.

Este templo, también conocido como el "Gran Monasterio de la Victoria", destaca por su impresionante chedi (estupa), rodeado de estatuas de Buda. Fue construido en 1357 por el Rey Uthong, el primer rey del Reino de Ayutthaya, para albergar a los monjes que regresaban de Ceilán (Sri Lanka) tras aprender una disciplina más estricta del budismo theravada.

El enorme chedi, de unos 62 metros de altura, fue agregado por el Rey Naresuan el Grande en el siglo XVI. Se construyó para conmemorar su victoria contra la invasión birmana, cuando declaró la independencia de Ayutthaya en un famoso combate de elefantes. Este chedi es un símbolo de esa victoria.

El precio de las entradas es de 20 baht (unos 60 centimos de euro) por adulto, e Inés gratis. Y el horario de todos ellos, de 8 a 18:00. Abajo, unas fotos en este templo.

El siguiente templo que vamos a ver, seguido a éste, es el Wat Chaiwatthanaram, que también está alejado del núcleo principal. Cogemos el coche y vamos para allá. Hay que aparcar en un parking de pago, pero es muy barato. Tenemos justo como una hora de tiempo antes de que cierre, menos mal que no nos metimos a comer al final en ningún sitio. Este templo es más caro que el anterior, cuesta 50 baht por adulto (1,4 euros), y también, en mi opinión, es más espectacular.

Este templo está situado junto al rio Chao Phraya, el mismo que pasa por Bangkok. Es más moderno que el anterior, fue construido en 1630 por el Rey Prasat Thong durante el periodo de auge del Reino de Ayutthaya. Fue diseñado como un homenaje a la madre del rey y para conmemorar sus victorias militares. Está muy bien conservado.

Como teníamos reciente la visita a los templos de Angkor, comprobamos, como dicen las guías, la influencia del estilo arquitectónico jemer, proveniente del vecino Imperio Khmer, en combinación con características tailandesas.

Arriba a la derecha, vista del rio desde la plataforma del templo. A esta hora del atardecer se sacaban unas fotos estupendas, había una luz fantástica. Estuvimos allí hasta que cerraron, prácticamente salimos los últimos. Aquí también vimos, como en el templo Wat Arun de Bangkok, mujeres con vestidos tradicionales que iban con su fotógrafo profesional para hacerse fotos en el templo.

Desde aquí, fuimos a buscar el coche al aparcamiento, y volvimos al hotel. Inés y yo aún nos dimos un baño en la piscina. En Tailandia, siempre hace una temperatura apropiada para darse un baño a cualquier hora del día o de la noche. Nuestra habitación era la que se ve iluminada en la foto, abajo a la derecha. La única pega que se le podía poner al hotel, es que era un poco pequeña.

Después del bañito, como os podéis imaginar teníamos un hambre increíble, así que vimos por Google Maps que junto al rio había varios restaurantes, y fuimos para allá. Fuimos con el coche, aunque esta zona que digo está a 2 km del hotel o incluso algo menos, se podría ir incluso dando un paseo. Aparcamos sin problema y elegimos un restaurante que tenía buen ambiente y parecía agradable.

Se trata del "Saithong River", con una terraza cubierta, todo hecho en madera, junto al rio. La terraza se había construído alrededor de un árbol gigantesco que daba sombra a todo el restaurante, era un ejemplar formidable. Fue una elección perfecta. Nos sentamos en una mesa junto a la barandilla que da al rio, se estaba genial. Además, había música en directo, y la comida y el servicio fueron buenísimos. Como nos habíamos saltado la comida del mediodía, y el sitio estaba fenomenal, nos dimos un buen banquete.

Y del restaurante, a la cama, que al día siguiente teníamos un día muy intenso (para variar)

Los gastos del día:

Taxi al aeropuerto de Siem Reap: 26 dólares

Entradas templos: 40 + 100 = 140 baht

Parking 2º templo: 30 bath

Cena: 1375 baht

Total: aprox. 68 euros


Día 6

En este viaje, para aprovechar mejor el tiempo, nos acostumbramos a acostarnos temprano y levantarnos igualmente temprano. Al fin y al cabo, a las 18:50 de la tarde se ponía el sol, cuando estábamos acostumbrados a que en España en el mes de Julio no se ponga hasta las 22:00. De esta manera, antes de las 8:00 ya estábamos desayunando, ya que queríamos empezar la visita a los templos que nos quedaban no más tarde de las 8:30.

El plan era estar viendo templos hasta las 12:00 o 12:30 a más tardar, ya que luego teníamos ruta hasta el mercado flotante, que había dos horas de viaje. Contábamos con estar unas dos horas en el mercado, y luego otro viaje de dos horas y media hasta el hotel.

Pero lo primero es lo primero, y hay que empezar el día con un buen desayuno. Y que mejor que hacerlo en el pabellón de estilo colonial de nuestro hotel, en ese remanso de paz, con un desayuno contundente a base de huevos fritos, bacon, zumo de naranja, etc.

En un principio íbamos a ir caminando a ver los templos, que es un paseo de unos 10 - 12 minutos, pero como tampoco es un paseo especialmente bonito, decidimos ir en coche para ganar tiempo, que no nos sobraba. En coche son 3 minutos y aparcamos en la misma calle donde empieza la zona de los templos. Toda la zona arqueológica es un inmenso parque, con un lago en su interior, y repartidos por dicho parque hay unos cuantos templos.

El primero que fuimos a ver fue el de Wat Ratchaburana, que es el que nos quedaba más cerca de donde habíamos aparcado. Construido en 1424 por el Rey Borommarachathirat II, en honor a sus hermanos mayores, Ay y Yi, quienes murieron en un duelo por el trono.

Después de la tragedia, el rey ordenó la construcción del templo en el lugar de su cremación como símbolo de reconciliación y devoción familiar. La estructura principal es un majestuoso prang (torre de estilo jemer) decorado con tallas intrincadas. Representa el Monte Meru, al igual que en el último templo que vimos el día anterior.

Al ser tan temprano, estábamos prácticamente solos en el templo. Dedicamos un rato a pasear entre sus ruinas y hacer unas fotos...

Y una vez visto este templo, pasamos al que estaba justo al lado, el Wat Mahathat. Este es uno de los templos más visitados de Ayutthaya, debido a una imagen icónica: la famosa cabeza de Buda incrustada en las raíces de una higuera.

Fue construido en el siglo XIV, durante el reinado del Rey Borommarachathirat I (1370–1388), Su propósito era servir como el templo real y hogar de una de las reliquias más sagradas del budismo: una supuesta reliquia dental de Buda. En 1767, cuando los birmanos invadieron Ayutthaya, el templo fue saqueado y severamente dañado. Muchas de sus estructuras quedaron en ruinas, y las estatuas de Buda fueron decapitadas.

Este templo nos costó 50 baht por adulto, igual que el anterior. Lo primero nada más entrar, fue ir hacia la famosa higuera donde está incrustada la cabeza de Buda. En la foto de la izquierda, la higuera vista desde detrás, y a la derecha, de frente, con la cabeza de Buda entre sus raices.

En esta zona es donde más gente se concentra, todo el mundo busca la foto con la cabeza de Buda. La leyenda dice que después del saqueo de los birmanos, la cabeza, fruto de una decapitación de una estatua, quedó en el suelo, tirada, y tiempo después nació una higuera en ese sitio que, con el paso de los años, fue aprisionando la cabeza entre sus raices.

La verdad es que, mirando cómo está metida, a mi me da la impresión de que, sí, creció una higuera en ese sitio de forma espontánea, y cuando la higuera era aún joven y sus raices más delgadas y no tan densas, alguien introdujo la cabeza de Buda entre ellas, y al ir engordando con el paso de los años, la aprisionaron de la manera que se ve ahora.

Y después de estar un rato haciendo fotos donde la cabeza de Buda, que la verdad es que es una imagen bastante bonita y evocadora, nos dedicamos a pasear y recorrer el resto del complejo.

Al salir de este templo, al lado hay una zona con tiendas diversas y baños. Estuvimos curioseando un poco, compramos unas botellas de agua, y fuimos hacia el siguiente templo. Para eso había que atravesar el parque, bordeando el lago. Es un paseo muy agradable de unos 10 o 12 minutos. Había poca gente y se estaba genial, un entorno bucólico y armonioso.

En las fotos de abajo, detrás del puente se ve asomar la torre o chedi del siguiente templo al que nos dirigíamos, Wat Phra Si Sanphet.

La foto de arriba a la derecha es del templo Viharn Pra Mongkolborpit, que estaba justo al lado del que íbamos a ver, el Wat Phra Si Sanphet. Se trata de un templo moderno, en el que se custodia una imagen de Buda hecha de bronce.

Estaba lleno de gente, pero no de turistas, sino de tailandeses, haciendo ofrendas y rezando. Al parecer es un templo con mucha devoción. Estuvimos un rato observando, Inés incluso hizo una ofrenda, y después fuimos al otro, el antiguo.

Este era el templo real y desempeñaba un papel central tanto en la vida religiosa como en la política del reino. Fue construido en 1448 por el rey Borommatrailokanat sobre el sitio donde previamente se encontraba el palacio real de su padre.

Fue diseñado como un templo exclusivo para la familia real, lo que significa que no residían monjes allí, algo inusual para los templos tailandeses. Durante su apogeo, el templo albergaba la imponente imagen de Phra Si Sanphet, una estatua de Buda recubierta de oro que medía aproximadamente 16 metros de altura. Era uno de los mayores símbolos de devoción en el reino.

Las estructuras más destacadas son los tres chedis (estupas) en forma de campana alineados en el centro del templo.

Desde aquí hicimos el paseo de vuelta, hasta llegar al otro extremo del parque, donde teníamos el coche aparcado. Menos mal que al final fuimos en coche, sino esos 10 o 12 minutos adicionales se nos habrían hecho largos. Volvimos al hotel, para recoger las maletas y despedirnos, y pusimos rumbo hacia el mercado flotante de Damnoen Saduak, que estaba a dos horas de distancia.

La ruta no presenta ningún problema. Vamos con el Google Maps y es como conducir en España. Al llegar tenía yo algo de miedo por que imaginaba la zona del mercado muy bulliciosa, con mucha gente, y difícil aparcamiento; pero nada de eso.

Al llegar a las proximidades del mercado, un gran cartel sobre la calle te da la bienvenida. Al fondo ya ves un puente que pasa sobre uno de los canales, y antes de llegar a él, un gran aparcamiento de pago al aire libre. Fenomenal, pues ahí nos metemos ¡Y por sólo 20 bahts (unos 60 céntimos de euro)!

Con el coche aparcado, vamos directos hacia el mercado. Aún estoy flipando de lo fácil que ha sido todo, cada vez que algún detalle logístico me preocupa, la realidad tailandesa siempre me demuestra que aquí todo es sencillo y eficaz. Nada más salir del aparcamiento, al lado tenemos un puente sobre uno de los canales, al cual nos asomamos.

Junto al puente, a ambos lados, hay escaleras que bajan hasta el canal. Nada más bajar enseguida ves los carteles para alquilar una barca. Todo facilísimo. Alquilamos una barca para nosotros tres. La puedes alquilar a remo, o a motor. La verdad, no hay color, muchísimo mejor, más bonito, más relajado y menos ruidoso a remo. De hecho, no entiendo como puede haber aquí, en estos canales, barcas a motor, con todo el ruido, humo y contaminación en general que producen.

La barca nos cuesta 400 baht (unos 11 euros) por un paseo por los canales de unos 40 minutos, que es más que suficiente. El remero nos ayuda a subir, y comienza el paseo. Mientras él va detrás remando, nosotros vamos contemplando los puestos que hay a ambos lados, y los flotantes, que muchas barcas son puestos de venta en realidad. Es como otro mundo aparte, un agradable ensimismamiento del que sólo nos saca cuando nos cruzamos con alguna de las barcas a motor. Que horror.

Sobre el tema de comprar en los puestos que te vas encontrando... Pues a nosotros nos pareció que todo eran souvenirs cutres "made in China". Lo que merece más la pena es quizá las cosas de comer, también hay puestos de bebidas y de helados. Si ves algo que te interese, el barquero te acerca sin problemas al puesto que le indiques y espera a que compres o mires.

Después del paseo, decidimos comer allí, que había buen ambiente. Al lado de donde habíamos contratado el paseo había un restaurante junto al canal con mesas y bancos, y allí nos sentamos. Fue una comida muy barata, la más barata del viaje hasta ese momento, solo 315 baht (9 euros) en total.

Luego dimos una vuelta entre los puestos que se extendían más allá de los canales, mientras nos comíamos un helado. Inés se acabó comprando un vestido muy chulo. Y llegó el momento de volver a buscar el coche y emprender la segunda parte de la ruta del día, ya directos hasta nuestro hotel. Esta vez eran dos horas y media, y por supuesto Inés se quedó frita nada más arrancar.

Fuimos del tirón hasta el hotel, aprovechando que Inés dormía. El hotel era una pasada, de los que más nos gustaron en el viaje. Estaba en primera línea de playa, aunque es verdad que no es una playa paradisiaca como las que vimos después en Koh Tao o Railay. Lo que más le gustó a Inés fue la piscina, con el pequeño tobogán que tenía. En cuanto nos instalamos, nos pusimos los bañadores y fuimos para allá. Estuvimos hasta que se hizo de noche.

Luego, una ducha en la habitación, que era un bungalow precioso frente al jardín donde está la piscina, y a cenar al restaurante del hotel, con terraza frente a la playa. Un sitio fabuloso en el que íbamos a estar dos noches.

Este hotel nos costó 150 euros con desayuno por dos noches, a través de booking. Podéis ver el link aquí.

Y después de cenar, pues a dormir. Al día siguiente nos esperaba un bonito día, relajante e intenso a la vez (¡Ibamos a ver elefantes en libertad!), en dos parques nacionales cercanos al hotel. Podéis leer aquí el artículo sobre la visita a los parques nacionales de Phraya Nakhon Cave y Kui Buri.

Los gastos del día fueron:

Entradas templos: 100 + 100 + 100 = 300 baht

Barca en mercado flotante: 400 baht

Comida en mercado flotante: 315 baht

Parking en mercado flotante: 20 baht

Helados en mercado flotante: 100 baht

Cena: 1078 baht

Total: 2213 baht, unos 61 euros

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