
Templos de Angkor
Fecha del viaje: Julio de 2024
Este último verano pude por fin visitar uno de esos sitios mágicos a los que estaba deseando ir, los maravillosos templos de Angkor.
Resumen rápido: ¿Realmente merece la pena coger un vuelo desde Thailandia, Vietnam o Malasia solo para ir hasta allí y ver esos templos? Por supuesto que sí, es un lugar increíble que no dejará indiferente a nadie. Por algo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992.
Nosotros volamos desde Bangkok (relato de la visita aquí), que es un vuelo corto de una hora. Estuvimos allí una tarde y el día siguiente completo. Dormimos allí dos noches. Es tiempo suficiente para ver lo principal y quedarte con una buena sensación, pero si puedes, mucho mejor si te quedas tres noches, lo verás todo de forma más relajada.
Recomendaciones importantes
- El hotel, da igual si está más cerca o lejos del centro de Siem Reap, pero que tenga piscina
- Lo ideal sería estar tres noches. Incluso si estáis más y os gustan los templos perdidos en la selva, no os vais a aburrir, ya que a parte de los más conocidos hay otros templos diseminados en la zona a los que además va muy poca gente
- Si sacais las entradas por la tarde, alrededor de las 17:00 o un poco antes, os valen para esa tarde y todo el día siguiente
- El templo de Ta Prohm (también conocido como el de las raices o el de Tomb Raider) os recomiendo visitarlo en cuanto abren, a las 7:30 de la mañana. Podreis explorarlo practicamente sin nadie o incluso solos. Si vais a media mañana, suele ser necesario hacer pequeñas colas para fotografiarse en los puntos más famosos, donde las raices se comen las piedras de los templos
- Un templo realmente espectacular y que no es muy visitado (está en el circuito largo) es el Preah Khan. Nosotros fuimos a media mañana y éramos cuatro gatos, lo cual, como el templo es grande, era casi equivalente a estar solos. Para mi el mejor junto a Angkor Wat y Ta Prohm.
Llegamos al nuevo aeropuerto de Siem Reap sobre las 11 de la mañana. Ese aeropuerto es una maravilla, realmente bonito y moderno (simula como si fuera un templo). Los trámites para el visado fueron muy rápidos, y recoger el equipaje también, mucho más de lo acostumbrado. Acostumbrados a la hostilidad de los aeropuertos, este fue una auténtica sorpresa. Una vez fuera, nos estaba esperando el conductor que había enviado nuestro hotel. Si no tenéis conductor, no os preocupéis, fuera hay un montón y no tendréis ningún problema. Nuestro taxi enviado por el hotel fueron 26 dolares.
El viaje hasta Siem Reap dura unos 40 minutos, por una carretera estupenda y super nueva que atraviesa zonas de cultivo y palmerales. Si miras hacia atrás, verás la silueta del aeropuerto, con sus tejados imitando un enorme templo.
Nosotros nos alojamos en un hotel muy chulo, que nos costó solo 57 euros en total por dos noches. Precio por los tres (dos adultos y una niña), en una habitación de tamaño más que aceptable, con desayuno incluido y una fantástica piscina. El hotel en cuestión se llama Residence Indochine D’Angkor. La única pega que le pondría, que no es pega realmente, es que está demasiado lejos del centro (como 1 Km) como para ir andando (por el calor, y que el paseo tampoco es realmente bonito). A nosotros eso nos dio igual, no teníamos intención de ir al centro de Siem Reap con el poco tiempo que íbamos a estar por la zona. Un super consejo que daría a todo el mundo, aunque es una obviedad, es que cojáis un alojamiento que tenga piscina. Con el calor que hace, y el cansancio de ver tantos templos, llegar al hotel y darse un chapuzón es un auténtico placer. En el caso de este hotel, la piscina estaba muy bien, rodeada de vegetación tropical, y además con un bar en su interior. Pongo unas fotos para que os hagáis una idea. La de la izquierda está sacada desde el balcón de nuestra habitación
Aquí os dejo el link del hotel en booking y la pagina web del propio hotel
Una vez en el hotel, nos instalamos y dedicamos unas horas a descansar en la piscina, comer allí mismo (muy buen restaurante, por cierto), y descansar un poco más, hasta las 16:00 aprox ¿Y por qué tanto descanso, pensareis? Tiene su lógica. Primero, que el madrugón en Bangkok había sido importante, y segundo, que teníamos que sacar las entradas a las 17:00 para que nos sirvieran también para el día siguiente (Si la sacas un poco antes, a las 16:40 como hicimos nosotros, también cuela y te la dan con validez para esa tarde y el día siguiente completo)
Pues sobre las 16:00, armados con las cámaras de fotos y botellas de agua, salimos de nuestro hotel dispuestos a pillar a un amable conductor de tuk-tuk para que nos llevara a las taquillas primero, y a los templos después. Esa parte no es nada complicada, es como un felino cazando, te verán ellos a ti antes que tu a ellos. Enseguida se nos acercó uno (no habíamos andado ni 10 metros posiblemente). Era un hombre de mediana edad, bastante amable y sonriente (allí casi todo el mundo es amable y sonriente, es una de las cosas que más me gustó de Camboya, y de Thailandia también). Enseguida apalabramos un precio por estar todo lo que quedaba de tarde con nosotros. Digo que lo hicimos enseguida por que ya el precio que te ofrecen es suficientemente justo como para que sea absurdo regatear y tratar de ahorrarte unos rieles (la moneda de Camboya) que al cambio te van a suponer céntimos de euro. Nos pidió 40000 rieles (unos 9 euros al cambio) y le dijimos que adelante.
Nos llevó a las taquillas, donde sacamos nuestras entradas a 37 dólares por adulto (Inés gratis), y acto seguido fuimos a los templos. Dada la hora que era (todos los templos menos dos cierran a las 17:30) lo mejor, por no decir lo único que se puede hacer, es ir a ver el atardecer a uno de esos dos templos que aún permanecen abiertos. Son el Phnom Bakheng y el Pre Rup.
Bueno, lo formalmente establecido, lo que aconsejan muchas guias, y lo que os intentará vender vuestro conductor de tuk-tuk (como a nosotros) es que el mejor templo para ver el atardecer es el Phnom Bakheng (al conductor le interesa por que está mucho más cerca, junto a la entrada del recinto). Este templo está en lo alto de una colina de unos 70 metros, hay que dar un paseo de unos 20 o 25 minutos para llegar hasta él. Sobre el papel, esto es buena señal de que habrá un buen atardecer desde allí. Pues no. Ese templo está en un estado muy ruinoso, solo queda una especia de terraza de piedra a la que podeis subir (niños menores de 12 años, increíblemente no dejan). Nosotros fuimos a este, convencidos por nuestro conductor, y primero nos llevamos la desagradable sorpresa, una vez llegamos arriba, que no dejaban subir a Ines, cuando era una simple escalinata no muy alta, y segundo, las vistas desde allí no nos parecieron gran cosa. Al día siguiente fuimos al otro templo, el Pre Rup, y era sin duda ninguna mucho más espectacular. Aquí podeis ver una foto de las vistas desde uno de los miradores de Phnom Bakheng. No está mal, una vista amplia de la selva, pero poco más. A la derecha, una foto del templo sacada de internet. Esa es la escalinata por la que no dejan subir niños, aunque la del templo de Pre Rup es más alta y empinada, y allí no nos pusieron ningún problema
Y aquí dos fotos del templo de Pre Rup al día siguiente, juzgad vosotros mismos...
Y después de esa pequeña excursión, vuelta al hotel a cenar y descansar, que al día siguiente tocaba un buen madrugón. Apalabramos con nuestro conductor que nos viniera a buscar al día siguiente a las 4:30 de la mañana para ir a ver el amanecer a Angkor Wat, y luego pasara todo el día con nosotros llevándonos a los diferentes templos. Nos pidió 100.000 rieles, unos 22 euros al cambio, y nos pareció tan justo que ni se nos pasó por la cabeza intentar regatear ese precio, así que lo aceptamos sin más (De hecho, cuando le pagamos al final del día siquiente, le dimos 10.000 rieles más de propina).
Templo Angkor Wat
Al día siguiente el despertador sonó muy temprano, demasiado temprano... Es de esas veces que mientras te lavas la cara te preguntas ¿Pero por qué me gusta ver templos? ¿Por qué no me gusta ir a un apartamento en el Mediterráneo a pasar allí quince tranquilos días, como a casi todo el mundo? En fin, somos así, no podemos evitarlo, así que en 15 minutos ya estábamos bajando a la recepción. Llevamos algo de desayunar para Inés, por que seguro que le entraría hambre más tarde
Nuestro conductor ya nos estaba esperando en la calle, junto a la puerta del hotel. Con la misma sonrisa con la que nos despidió el día anterior. Nuestro primer destino estaba claro: ver el amanecer en Angkor Wat. El hecho de haber sacado las entradas el día anterior, nos ahorró ahora casi media hora de tiempo. Después del control de entradas en la carretera, en el acceso al recinto, enseguida llegamos a Angkor Wat. Los tuk tuk no te dejan justo a la puerta del templo, hay que ir dando un paseo de unos 10 o 12 minutos aproximadamente hasta la entrada al templo. Es un paseo bonito, pero como ahora es noche cerrada aún, no se ve nada. Muy útil llevar una linterna para este momento
Quedamos con nuestro conductor a las 7:00 en ese mismo punto, teníamos dos horas, un poco más, para visitar Angkor Wat. La idea para cuando acabásemos esta visita era ir directos al templo de Ta Prohm, el de las raices, para estar allí justo cuando abriesen a las 7:30
Enseguida nos quedó claro que no éramos los únicos turistas madrugadores. Ya os aviso, hay un montón de gente que se apunta a este espectáculo, olvidaros de estar solos en este momento. Casi todo el mundo se arremolina junto a la laguna que está enfrente del templo, y desde donde se saca la típica foto del templo con sus torres reflejándose en ella
Yo, la verdad, me esperaba más de este momento. A parte de que hay mucha gente, el amanecer en sí no me pareció que fuera nada del otro mundo. Si buscais fotos por internet vereis imágenes de los templos contra un cielo rojo fuego. Nada que ver con lo que yo vi, me da a mi que esas fotos están super retocadas, o se dan en circunstancias metereológicas muy especiales que ocurrirán de vez en cuando (o ambas cosas a la vez). Simplemente, se va haciendo de día poco a poco, sin ningún fogonazo de luz especial, ni un cielo multicolor, hasta que te das cuenta de que, pues eso, ya es de día y puedes empezar la visita del templo
Aqui podéis ver unas fotos del amanecer que vimos nosotros, sin retoque ninguno. No os engañeis por no ver gente, había bastante, pero no tanta como para no poder buscar tu rincón. Una vez que amanece y todo el mundo se va a ver el templo, como el lugar es grande la gente se dispersa (muchos se van a desayunar) y la sensacion de agobio desaparece
En este templo, me quedé con las ganas, por falta de tiempo, de haber vuelto en otro horario diferente. Estoy convencido que si vienes aquí a la hora de comer, seguramente haya menos gente. Posiblemente en cualquier otro horario, haya menos gente (y aun así, no tuvimos sensación de agobio). Hay que tener en cuenta que mucha gente viene aquí a ver el amanecer, el cual acaba entre las 5:30 y las 6:00, y entonces casi todo el mundo aprovecha, como es lógico, para ver el interior del templo, ya que los demás no abren hasta las 7:30
Así que, siendo ya de día, nos encaminamos hacia el interior del templo. No nos sobraba el tiempo, teníamos una agenda muy apretada. Casi todo el mundo entra al templo por la entrada principal, es algo instintivo; pero no es el único sitio posible. Nosotros atravesamos el césped y entramos por uno de los laterales, el izquierdo, por dónde había mucha menos gente, casi nadie, y pudimos hacernos unas cuantas fotos tranquilamente como si estuviésemos sólos en el templo. Hay que decir que este templo es el mayor de todos los de Angkor, así que aunque al principio veais bastante gente, no desespereis, con un poco de imaginación y sentido común se puede recorrer sin sentirse agobiado. Y como prueba, aquí podeis ver alguna de las fotos que hicimos
En esta imagen de abajo podemos ver un plano esquemático de Angkor, con los dos circuitos clásicos que hacen todos los conductores de tuk-tuk: el corto (en color rojo) y el largo (en color verde). El recorrido que hicimos nosotros, bastante intenso para ir con una niña de 7 años, fue: Angkor Wat, Ta Prohm, Pre Rup, Ta Som, Neak Pean, Preah Khan y Bayon, en la ciudad de Angkor Thom. Y en ver todo esto ocupamos desde aproximadamente las 5:30 (cuando acabó el amanecer) hasta las 14:30. Una buena paliza
Templo Ta Prohm
Llegamos a la cita con nuestro conductor un poco más tarde, sobre las 7:15. Nos estaba esperando recto como un clavo. El intentó llevarnos por el itinerario que tenía preparado, que es el que llaman circuito corto, pero le dijimos que no, que mejor ya le íbamos diciendo nosotros a dónde queríamos ir. Con su cálida sonrisa de siempre nos dijo que perfecto, que no había problema. Así que se puso al volante, y emprendimos camino rumbo al templo de Ta Prohm. Aún íbamos con tiempo para llegar a la hora de apertura o apenas un pelín más tarde
Efectivamente, sobre las 7:40 estábamos entrando en el templo. Para llegar al templo en sí hay que dar un agradable paseo de unos 5 o 6 minutos por un camino entre la selva. Y al llegar al templo, ufff... ¡Realmente increíble! Es un templo muy distinto a Angkor Wat, mientras que éste es grandioso, monumental; el de Ta Prohm es más pequeño, más misterioso, perdido en la jungla y en gran parte envuelto y aplastado por las enormes raices de las higueras gigantescas que han crecido allí
Tal y como presuponía, al ser tan temprano no había prácticamente nadie. Nosotros y dos parejas más. Ver ese templo solos os aseguro que merece la pena el madrugón, es como sentirse Indiana Jones, como si lo acabaras de descubrir tu mismo en una ruta por la selva. Entramos en su interior y empezamos a explorar cada pasillo, cada recoveco. En algunos puntos te encuentras alguna de las famosas higueras gigantes que se han respetado cuando se limpió y reconstruyó hace ya tiempo, y en cada una de ellas dedicamos un buen rato a hacer cantidad de fotos, con la tranquilidad de estar solos, de cruzarnos alguna vez con alguna pareja, pero nada más. Hablando luego por la tarde con unos turistas españoles que estaban en nuestro hotel, nos dijeron que ellos habían visto este templo a media mañana, y para hacerse la foto con las higueras gigantes, había que hacer un poco de cola incluso
Aquí van algunas fotos de tan espectacular templo
Templo de Pre Rup
A partir de este punto, continuamos el recorrido siguiendo el circuito largo. Nuestra siguiente parada fue el templo de Pre Rup, y cuando lo vimos, lo primero fue lamentarnos por no haber venido aquí a ver el atardecer el día anterior. También pensamos, nada más ver la enorme escalinata, que no iban a dejar subir a Inés; pero como no dijeron nada, empezamos a subir sin más. La verdad es que la escalera impresiona un poco, es tremendamente empinada, nada aconsejable para personas con vértigo. Patricia subió justo delante de Inés, y yo justo detrás de ella, toda precaución es poca. Las vistas desde arriba son espectaculares, con la jungla a nuestro alrededor. Aquí van unas fotos de este bello lugar
Templo de Ta Som
La siguiente parada fue en el templo de Ta Som, un templo pequeño pero muy recomendable. No suele ser objetivo de la mayoría de los turistas, que van principalmente a los más conocidos, lo cual es un error, por que este templo es una auténtica joya olvidada. Este templo lo vimos totalmente solos, solo por eso ya mereció la pena. Y no desmerece nada a los demás, tiene cantidad de esculturas y relieves tallados en muy buen estado de conservación. Aquí van unas fotos de este templo escondido y olvidado, donde pasamos un rato realmente agradable recorriéndolo, disfrutando de la paz y silencio que desprendía.
Templo de Neak Pean
El siguiente templo, muy cerquita, era el de Neak Pean. Este es muy pequeño y rápido de ver. Inés ya empezaba a preguntar que cuantos templos quedaban por ver, que quería ir a la piscina... Menos mal que llevamos cosas de comer para ella, eso nos salvó. Por el agua no había problema, nuestro conductor llevaba una nevera en su tuk-tuk con cantidad de botellas frias, un detallazo.
Este templo, de hecho, es totalmente diferente del resto, lo cual lo hacía más atractivo. Está situado en una isla artificial en medio de un lago, y para llegar a él, hay una pasarela de madera que cruza el lago hasta la isla en cuestión. El lago está lleno de nenúfares, y sin duda, atravesar el lago por la pasarela nos gustó más que el propio templo. Una vez en la isla, el templo consta de varios estanques rodeando uno central más grande donde hay una especie de fuente. Al parecer, esta estructura más que templo era una especie de instalación medicinal, como un balneario
Templo de Preah Khan
Este templo nos sorprendió muy gratamente. Desde la entrada hasta el templo, como pasaba en el de Ta Prohm, hay que dar un paseo muy agradable por un camino que atraviesa la jungla, hasta que llegas a la monumental entrada en la muralla que rodea al templo. Y solo es la entrada...
Inés ya empezaba a estar un poco harta de tanto templo, pero es una niña que está muy acostumbrada desde bien pequeña a viajar, y al final acaba encontrando siempre con qué entretenerse. La promesa de que este era el penúltimo templo, y nos esperaba toda la tarde entera de descanso en la piscina, ayudaba bastante
Recorrimos el templo a lo largo, desde la entrada principal, escoltada por unos leones de piedra, hasta el extremo opuesto, pasando por un montón de pasillos y patios. La verdad es que este templo da para dedicarle un par de horas tranquilamente, pero en nuestro caso era imposible, todavía nos quedaba por ver el último, el templo de Bayon
En fin, unas imágenes valen más que mil palabras... Y por cierto, como podéis ver en las fotos, estábamos prácticamente solos, y era media mañana ya. No entiendo como la gente se agolpa en determinados lugares, simplemente por que es lo que se supone "que hay que ver" en ese sitio, y pasan completamente de largo en otros que son tan espectaculares o incluso más que los "oficiales". Así funciona el turismo de masas, imagino. Para mucha gente se trata simplemente de tachar de la lista los hitos de obligada visita, y el resto les importan un pimiento
Templo de Bayon
Y llegó el último templo del día... Una pena, por que aún quedaban cosas por ver, pero el día no da para más... Seguramente en el futuro volvamos de nuevo a este mágico lugar, y aprovechemos para conocer más sobre Camboya.
Nuestro conductor aparcó el tuk-tuk junto a la entrada principal del templo y como siempre, dijo que allí nos esperaba. Siempre que volvíamos de un templo, corria a sacar unas botellas de agua de su nevera, lo cual era algo maravilloso, por que en Angkor hace calor, de eso no os vais a librar
Junto al aparcamiento de tuk-tuk había una pequeña manada de monos, que están por todo el recinto de templos, pero aquí fue donde los vimos más cerca, ya que había unas personas dándoles de comer. Hay que tener cuidado con ellos, por que si llevas algo de comida en las manos, o colgando de la mochila, te lo intentarán quitar, como le pasó a Patricia, que un mono se le colgó de la mochila, seguramente para intentar quitarle la botella de agua, como se ve en las fotos de más abajo
A Inés no le hacen mucha gracia los monos, sobre todo si se suben encima de su madre, así que empezó a pedirnos que nos fuésemos ya a ver el templo. Y eso que hacía un par de templos que estaba ya harta... jaja
Dejamos los monos y entramos en el templo. Es bastante grande, más de lo que parece a simple vista. Desde fuera no es igual de estético que por ejemplo el de Angkor Wat, con su armónica fachada. Parece más una montaña de escombros. Pero cuando estás dentro, la perspectiva cambia, y es cuando puedes descubrir la armonía de los diferentes patios y relieves, que son muchos
En la última foto, junto a la entrada de la ciudad de Angkor Thom, con nuestro siempre sonriente conductor. Una vez acabamos de ver el templo de Bayon, tal y como le habíamos prometido a Inés, le dijimos al conductor que nos llevase de vuelta al hotel. Eran, si no recuerdo mal, sobre las 14:30. De estar Patricia y yo solos, hubiésemos visto un par de templos más aún, pero viajando con niños tiene que haber un equilibrio en todo para que todos disfruten
Ya en el hotel, lo primero, cómo no, fue ir a darnos un buen baño en la fantástica piscina, que ahora parecía más fantástica que nunca. Además, nos tomamos una piña colada en el bar que hay dentro de la piscina, que maravilla. Como tenían cócteles sin alcohol, Inés también se tomó el suyo. Se lo había ganado, se había portado como una campeona. Sin duda, un colofón inmejorable después de la visita a Angkor.
Estuvimos hablando con unos turistas españoles que estaban alojados también en nuestro hotel. Ellos habían hecho la visita principal el día anterior, y nos dijeros que en el templo de Ta Prohm, el de las raices, lo vieron a media mañana y en algunos puntos había que hacer algo de cola para hacerse la foto. Ya sabéis... como os comentaba, este templo es de los más buscados, donde todo el mundo se hace la foto para instagram, así que id a verlo en cuanto abran, a las 7:30, y la experiencia será mucho mejor, como hicimos nosotros
Después de la piscina, fuimos al restaurante del hotel a comer. Debían ser ya las 16.30 por lo menos, pero la cocina está abierta todo el día. Tiene un buen restaurante con una carta muy variada, así que para qué ir más lejos. Y luego, pues se imponía por mayoria absoluta la opción de dormir una siesta. Menuda siesta. Inés ya no se despertó, durmió 15 horas seguidas, hasta el día siguiente. Patricia tampoco salió de la cama, y yo, que me desperté un poco antes de las 20:00, bajé a la piscina y estuve allí como una hora, bañándome y relajándome a la luz de la Luna.
Un fantástico final a nuestra aventura camboyana. Al día siguiente, un taxi nos vendría a buscar por la mañana para llevarnos al aeropuerto y coger el vuelo de vuelta a Bangkok, para continuar nuestro viaje por Thailandia.
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