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Viaje a Venecia


Fecha del viaje: Julio de 2016

Esta estancia en Venecia forma parte de un viaje mayor. Dicho viaje comenzó precisamente en la ciudad de los canales, donde volamos desde Madrid. Después de estar dos días en Venecia, volvimos al aeropuerto para recoger nuestro coche de alquiler, y estuvimos 12 días más recorriendo Eslovenia y Croacia, con incursiones en Bosnia y Montenegro.

Recomendaciones importantes

  • La más importante de todas. Si vas a ir a Venecia, ve a Venecia de verdad. Es decir, no duermas en Mestre. Para poder "sentir" de verdad que has estado en Venecia tienes que haber dormido allí. Haber paseado después de cenar por sus calles, levantarte temprano y salir a la calle cuando las hordas de turistas aún se están desperezando en Mestre o en los camarotes de su crucero.
  • Siempre habrá turistas en Venecia, es imposible estar sólo en la plaza de San Marcos (quizá a las 5 de la mañana un Martes de Enero o Febrero... Es algo que tengo pendiente de probar), pero la buena noticia es que sí es posible disfrutar en casi completa soledad de rincones bellísimos de la ciudad. Huye de los sitios más famosos, aléjate del Gran Canal. Venecia sigue siendo igual de bella, con sus canales y puentes.
  • Cuando caiga la tarde, coged un vaporetto junto a la estación de tren de Santa Lucía, al otro lado del canal. Uno que vaya en direccion a la plaza de San Marcos, pero no por el Gran Canal, no, sino rodeando la isla por el Oeste y el Sur. Podréis contemplar unas vistas del atardecer sobre Venecia impagables, y si no, mirad más abajo.
  • A poco que os guste la música clásica, asistid a un concierto de orquesta de cámara en la iglesia de San Vidal, cerca del Gran Canal. Es la guinda perfecta para acabar un día repleto de belleza y armonía.
  • Para visitar el Palacio Ducal y la Basílica de San Marcos, ¡Comprad las entradas online para evitar las colas! Especialmente si vais a ir en temporada alta, aunque yo creo que en Venecia siempre es temporada alta, salvo algún Martes o Miercoles de Enero o Febrero, como comentaba antes...

Día 1

Llegamos al aeropuerto a primera hora de la tarde, y fuimos al centro de la ciudad en Vaporetto, sin duda la mejor manera de entrar en Venecia, por mar, como tiene que ser. El vaporetto, igual que si vas en tren, te deja en el mismo centro histórico de Venecia, al Norte, al lado de la estación de tren de Santa Lucía. Apenas hay que cruzar el puente de Calatrava (El único puente moderno de Venecia, hay quien lo odia, y a quien le gusta. A mi la verdad es que me gusta)

Pues nada más pasar el puente, caminamos un poco por la calle Lista di Espagna, y llegamos a nuestro alojamiento, el hostal Guerrini. Un sitio sencillo, sin lujos, pero limpio, y lo más importante, en Venecia. Seamos realistas, por el mismo precio, podríamos haber estado en un hotel más lujoso en Mestre. Pero Mestre no es Venecia, y os aseguro que no cambio un hotel mejor a cambio de pasar la noche en Venecia, poder volver al hotel paseando después de cenar, disfrutar sin prisas de la magia de Venecia de noche, o por la mañana temprano. Sin duda la mejor experiencia en Venecia, es dormir en ella.

Consultando a día de hoy (Octubre de 2024) este hotel en booking, veo que la habitación doble está en torno a 126 euros la noche para dos personas. Un precio no demasiado caro teniendo en cuenta como han subido los precios en general para todo tipo de alojamientos. A partir de ahí, si te puedes permitir algo más lujoso, pues mejor. Este hotel, aparte de tener un precio contenido, un cosa muy buena que tiene es su situación, pues está a un paseo de unos 400 metros de donde te deja el vaporetto.

Y una vez instalados en nuestro hostal, pues a descubrir Venecia, que teníamos unas ganas locas. Venecia es, realmente, mi ciudad favorita en el mundo, o como mínimo, una de mis tres favoritas. No en vano fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. Lo primero fue dar un paseo por los alrededores de nuestro hotel, siguiendo el gran canal, pero enseguida decidimos que para tener una idea general de cómo era esta fantástica ciudad, lo mejor era el vaporetto, así que volvimos caminando sobre nuestros pasos hasta la estación de vaporettos a la que llegamos antes, y cogimos uno que nos llevaba hasta la plaza de San Marcos, pero en vez de por el Gran Canal, rodeando Venecia por fuera.

La verdad es que lo recomiendo totalmente, se obtienen unas vistas increibles de la ciudad, sobre todo cuando ya nos estamos acercando a San Marcos. La puesta de Sol desde el barco es sencillamente mágica, y el hecho de que nuestra primera visión de San Marcos sea desde el mar, fue muy especial. Aquí van unas fotos para que veais a qué me refiero.

Sobre estas líneas, a la izquierda llegando a nuestro hotelillo, en una callejuela que daba directamente al Gran Canal. A la derecha y las dos fotos de abajo, dando un primer paseo por Venecia después de instalarnos, en las cercanías de nuestro hotel. Ambas fotos están sacadas desde el puente de los descalzos, el segundo puente del Gran Canal después del de Calatrava. Este tampoco es realmente antiguo, ya que data de 1934.

De aquí hacia abajo son ya fotos sacadas desde el vaporetto, camino de la plaza de San Marcos. La puesta de Sol desde aquí es brutal, como podéis ver.

En San Marcos nos bajamos. La verdad es que había bastante gente, pero es un lugar tan bonito, que aun lleno de gente tiene su encanto. Era la primera vez que estaba en Venecia, así que era obligado deambular un poco por la plaza, admirándonos de su belleza. La Basílica, el Campanile, el Palacio Ducal... realmente me encantó.

Arriba a la izquierda, la famosa escultura en pórfido de La Tetrarquía, que representa a los cuatro emperadores romanos. Fue Diocleciano, uno de los grandes emperadores romanos, quien para hacer el imperio más gobernable, lo dividió en dos partes, la Occidental y la Oriental, cada una gobernada por un "Augusto", que a su vez nombraba a su segundo y sucesor, un "César". Esta escultura estaba en algún palacio imperial en Constantinopla, pero durante el saqueo de 1204, en la cuarta cruzada, fue traída a Venecia como botín de guerra, y ahora está adosada a la entrada de la Basílica de San Marcos.

Y en la foto de la derecha, captando el último rayo de Sol sobre el puente de los suspiros. Este puente une el Palacio Ducal con la prisión medieval, y es llamado así por que al pasar por aquí, los condenados suspiraban al ver por última vez el cielo y el mar.

Estuvimos un rato paseando por los alrededores de la plaza, hasta que se fue la luz, y entonces empezamos a caminar alejándonos de San Marcos, buscando algún sitio donde cenar. Encontramos un sitio estupendo en un callejón olvidado, y después seguimos paseando, descubriendo una Venecia misteriosa, oculta a los turistas, que se mostraba solo para nosotros. En las fotos de abajo podéis contemplar esa Venecia, una ciudad vaciada del turismo que asola a la zona del Gran Canal y la plaza de San Marcos. Y está ahí para cualquiera que tenga la valentía y las ganas de alejarse lo suficiente.

La iglesia que se ve en las fotos es la Basílica dei Santi Giovanni e Paolo, en la zona Este de la ciudad, alejada del Gran Canal. Por aquí hay bastante menos turismo, y es una zona igual de bella que la más turística del Gran Canal.

Durante el paseo, en una pequeña plaza totalmente desierta, encontramos un refugio de luz, una pequeña cafetería o bar que estaba abierta, y tenía como media docena de clientes, gente de allí que disfrutaba de una noche de Verano. No lo pensamos dos veces e hicimos un alto en el camino, para tomarnos una cerveza. Y después, de nuevo a callejear entre canales y puentes hasta llegar a nuestro hotel. Nos dimos un buen paseo.

Día 2

Después del desayuno en el hotel, salimos disparados a la calle: Teníamos un día entero para disfrutarlo en una de las ciudades más bonitas del mundo. Lo primero que hicimos fue coger otro vaporetto hasta la plaza de San Marcos. Esta vez, recorriendo el Gran Canal. Esta es una actividad imprescindible en Venecia, en mi opinión. Fue una experiencia maravillosa, ir disfrutando de las vistas de los palacios e iglesias que se yerguen a ambos lados del Gran Canal, suavemente mecidos por el movimiento del vaporetto al avanzar sobre sus aguas.

Aquí va una muestra de lo que se puede ir contemplando en ese paseo:

Una vez en la plaza de San Marcos, teníamos claro que lo siguiente que íbamos a hacer es ver el Palacio Ducal. Como os podéis imaginar, no fuimos los únicos a los que se les ocurrió tal cosa. Tuvimos que esperar como una hora de cola para poder entrar, y eso que era temprano aún.

Hoy día imagino que será incluso peor, con lo cual el mejor consejo que os puedo dar, es que saquéis las entradas con antelación. Las podéis comprar en el sitio oficial aquí, el precio para adultos es de 25 euros. Igual pensaréis que es un poco cara. Bueno, en este caso mi opinión es que merece la pena, el Palacio Ducal es uno de los monumentos que más me ha impresionado, durante la visita no podía dejar de hacer fotos constantemente.

Este palacio, como seguramente ya sabréis, fue la residencia oficial del mandamás de la República de Venecia (su título oficial era el "dogo") desde el siglo X aproximadamente hasta que Napoleón la disolvió en 1797. Al principio era una fortaleza, pero fue a partir del siglo XIII, con sucesivas reformas, que empezó a transformarse poco a poco en el palacio que es hoy. Gran parte de lo que se ve actualmente es de los siglos XIV y XV. Para el que quiera saber más sobre su historia, puede leerlo aquí.

Unas fotos de lo que viene a ser la visita del palacio:

Sobre estas líneas, fotos desde el interior del puente de los suspiros, que el día anterior lo habíamos visto desde fuera con las últimas luces del día. Más arriba, una foto en el salón del gran consejo, la mayor sala del palacio.

Después de esta visita, la idea era visitar la Basílica de San Marcos, pero había una cola tan grande para entrar, que no tuvimos más remedio que descartarlo. Una pena, ya tenemos excusa para volver a esta maravillosa ciudad. La verdad es que debimos ser más previsores, ya que puedes comprar las entradas online aquí y entrar sin esperar colas (y es barato, cuesta sólo 6 euros para adultos, y gratis para niños hasta los 6 años)

Como no pudimos entrar en la basílica, nos dedicamos a pasear remontando el Gran Canal, primero hasta el puente de la academia, desde donde se tienen unas vistas soberbias, especialmente en dirección a San Marcos. Es una de las imágenes más icónicas de Venecia, y por eso este puente suele estar bastante lleno de gente, no es fácil hacerse un hueco para hacer la foto perfecta.

Estas fotos están sacadas desde este puente:

Cruzando el puente hacia el otro lado del Gran Canal, fuimos paseando por el interior del gran meandro que hace el canal buscando la Basílica de Santa Maria Dei Frari, una de las iglesias más grandes de Venecia. Está construída en ladrillo, y es de estilo gótico, del siglo XV. Su campanile (acabado en 1396) mide 83 metros y es el segundo más alto de Venecia después del de San Marcos. La entrada cuesta 5 euros por adulto, y gratis los niños. Antes de llegar a la basílica, nos sentamos a comer en una terraza en la plaza Santa Margherita

En las fotos de arriba, la basílica, y dos fotos de rincones de Venecia por los que pasamos para llegar a ella. La foto de abajo a la derecha es la iglesia de San Barnaba, que actualmente es un museo sobre Leonardo Da Vinci (entradas 9 euros adulto y 7 euros niños a partir de 3 años, un poco caro).

Una vez vista la Basílica de Santa María Dei Frari, pusimos rumbo hacia el puente de Rialto, que aún no lo habíamos visto. Abajo a la izquierda lo podéis ver, junto a algunos rincones que recorrimos para llegar a él, incluyendo una callecita muy bonita donde compramos algo de fruta en un puesto flotante.

Y desde aquí, cerramos el círculo volviendo a la plaza de San Marcos, ya que teníamos que cumplir con otro hito importante, que no es otro que disfrutar de las increíbles vistas de Venecia que hay desde lo alto del Campanile. Por suerte, la cola no era excesivamente larga, quizá por la hora, sobre las 18:00.

El campanile es el edificio más alto de Venecia, con 98,5 metros de altura, y fue construído en el siglo IX, aunque su apariencia actual data del siglo XVI, por las reparaciones que tuvieron que hacerse por el terremoto de 1511. Aquí fue donde Galileo presentó al dux su innovador invento, el telescopio, en 1609. Lamentablemente, el día 14 de Julio de 1902, a las 9:47 de la mañana, se derrumbó totalmente. Abajo se puede ver una foto de la montaña de escombros a la que quedó reducido. Inmediatamente comenzó su reconstrucción, en el mismo sitio y con la misma apariencia, y fue inaugurado 10 años después.

La verdad es que subir hasta la cima del campanile fue algo increíble, las vistas son tan espectaculares, que hay que estar allí arriba para poder entenderlo. Además, a esa hora de la tarde, la luz era perfecta. Aquí podeís ver una pequeña muestra.

Una vez bajamos del campanile, nos dedicamos a pasear sin rumbo por las calles de Venecia, disfrutando de la luz del atardecer sobre sus canales y palacios. Teníamos un par de horas hasta la hora de comienzo del concierto de música clásica con una orquesta de cámara en la iglesia de San Vidal, para el que habíamos sacado entradas.

Y llegó la hora del concierto. Nos plantamos puntuales ante la iglesia de San Vidal, muy cerquita del Gran Canal, al Oeste de San Marcos. Esto es algo que solemos hacer siempre que hay posibilidad, asistir a un concierto de orquesta de cámara en alguna iglesia antigua. Lo hemos hecho en París, Cracovia, Dubrovnik... Sencillamente nos encanta, y Venecia no iba a ser menos. Sentados en nuestras sillas, guiados por la armoniosa melodía de los violines y la belleza del lugar, nos trasportamos inconscientemente por todos los lugares maravillosos que hemos recorrido durante el día. Es la magia de la música.

Si os gustan estos conciertos, podéis ver una programación y precios por ejemplo aquí

Y con el relax y la energía positiva que nos infundieron tanta belleza, buscamos un sitio para cenar, y acabar el día con otro relajante paseo por la misteriosa y vacía Venecia nocturna.

Al día siguiente, después de desayunar en nuestro escondido y humilde hotel, nos dio tiempo para dar un corto paseo de menos de una hora por los alrededores, junto al Gran Canal, antes de volver a por el equipaje y despedirnos de esta fabulosa y bella ciudad. Nos esperaba nuestro coche de alquiler en el aeropuerto, para emprender la aventura de recorrer Eslovenia y Croacia; pero eso, es otra historia...


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