
Siena
Fecha del viaje: Abril de 2016
En la Semana Santa de 2016, hicimos un viaje de cinco días por la región de la Toscana, en Italia. Como parte de ese viaje, pasamos apenas 24 horas en la bellísima ciudad de Siena, incluyendo una noche de alojamiento allí.
Esta ciudad me gustó mucho realmente, especialmente por lo bien conservado de su tejido urbano medieval. Puedes pasear por cualquier parte, y en todo momento te sientes transportado en el tiempo. La sucesión de casonas y palacios medievales no se ve interrumpida por ningún edificio de factura moderna que desentone con el conjunto, como por ejemplo sí que pasa en Florencia.
Siena sigue, en cierta manera, congelada en el tiempo, en los siglos XIV y XV en los que el resplandor de su poder se reflejaba en cada ladrillo. Tanto me gustó, que diría que es mi ciudad favorita de la Toscana (con perdón de Florencia, que también es increíble). Siena fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995.
Recomendaciones importantes
- El mejor consejo, pasar al menos una noche en la ciudad. Por la misma razón que en otras ciudades muy turísticas como Venecia o Florencia, es por la noche cuando puedes pasear y redescubrir la ciudad sin apenas gente, dejándote llevar sin rumbo por sus calles medievales llenas de misterio.
- Dos visitas son realmente las imprescindibles: El duomo o catedral, y subir a la torre Mangia del Palazzo Pubblico (el ayuntamiento).
- Y lo que no hay que dejar de hacer, es pasear sin prisa y sin rumbo, dejarse llevar de callejuela en callejuela, de plaza en plaza, porque hacerlo, es como hacer un viaje al pasado, a la época gloriosa de la ciudad en los siglos XIV y XV.
Nuestro alojamiento en Siena era un Bed and Breakfast situado en pleno centro histórico de Siena, a 2 minutos andando de la catedral, y situado en un edificio histórico muy bonito. Para llegar a él entramos a Siena por el oeste, y dejamos el coche en el parcheggio de Santa Caterina, justo donde empieza la colina en la que se asienta el centro histórico.
Una vez aparcado el coche, para subir al casco histórico lo puedes hacer a pie, o bien cómodamente en un ascensor. Fue lo que nosotros hicimos, ya que íbamos con maletas. Desde donde te deja el ascensor, nuestro alojamiento estaba a unos metros de distancia.
Es un alojamiento muy recomendable, la habitación era bastante amplia. En 2016 nos costó solo 70 euros por una noche, ahora ha subido bastante (como todos los alojamientos en general) y veo que en una fecha similar de Abril de 2025, sale a 123 euros la noche (con desayuno, eso sí). Podéis ver el link en booking aquí. Abajo, podéis ver una foto en la puerta del edificio, y al lado la vista que teníamos desde nuestra habitación.
Una vez instalados, salimos a dar un paseo. Lo bueno de este alojamiento es que ya estábamos en pleno centro histórico, al lado de la catedral (Duomo, como se dice por aquí). Lo primero fue dar un paseo, en el que llegamos hasta la Piazza del Campo (la plaza mayor), y volvimos sobre nuestros pasos hasta la Plaza del Duomo, para entrar a verlo por dentro.
Esta catedral es muy bonita por fuera, con ese revestimiento de mármol a dos colores, blanco y verde oscuro, pero resulta mucho más espectacular todavía por dentro.
Esta catedral es de estilo gótico, y si solo pudieses visitar una cosa en Siena, sin duda ninguna éste monumento debería ser el elegido. Fue levantada entre los años 1215 y 1263, en el cénit de poder que llegó a tener la gran ciudad de Siena.
Abajo pongo unas fotos del interior de la catedral, que es realmente espectacular. Un auténtico museo de escultura, ya que contiene obras de Pisano, Donatello, Miguel Angel y Bernini. Tal era el poder de Siena en ese momento de su historia, que tiraron la casa por la ventana. Una de las obras más bellas es el pavimento de la catedral, donde se representan varias escenas realizadas con incrustaciones de diferentes tipos de mármol. Realmente, mires donde mires, es fascinante. No hay un solo metro cuadrado de pared, techo o incluso suelo, sin esculpir, tallar o pintar.
Una de las zonas más increiblemente decoradas es la biblioteca Piccolomini, del siglo XV, en la que se conservan libros anteriores a esa época. La estancia está presidida por una escultura romana que representa Las Tres Gracias: belleza, alegría y encanto. Esta biblioteca fue encargada por el cardenal Francesco Todeschini Piccolomini, quien más tarde se convertiría en el Papa Pío III.
Entre 1503 y 1508, el pintor Bernardino di Betto, conocido como Pinturicchio, junto con su taller, fue el encargado de decorar la biblioteca con una serie de frescos que narran episodios destacados de la vida del Papa Pío II.
Puedes comprar una entrada para la visita interior de la catedral y la biblioteca Piccolomini, o una extendida que incluye más cosas como la subida al techo de la catedral (eso nosotros no lo vimos). El horario es de 10:30 a 18:00, y para más información sobre las entradas puedes verlo aquí o aquí.
Después de esta visita buscamos un restaurante donde comer, en los alrededores de la catedral, y luego fuimos al otro gran atractivo de la ciudad, la Piazza del Campo, donde se situa el Palazzo Pubblico, el ayuntamiento, con su caracteristica y altísima torre, a la que se puede subir.
Este edificio es una joya de la arquitectura gótica civil italiana. Fue levantado entre los años 1297 y 1310, y lleva desde entonces siendo el centro de gobierno de la ciudad. Uno de los elementos más destacados es la Torre del Mangia, el campanario del palacio, construido entre 1325 y 1344. Diseñada para ser más alta que la torre del vecino y rival Florencia, en su momento fue la estructura más alta de Italia. Y precisamente lo más alto de esa torre, era nuestro próximo destino.
En la foto de arriba a la derecha, la fuente Gaia, del siglo XV. Es un símbolo de la ingeniería hidráulica medieval de Siena. Su nombre, que significa "Fuente Alegre", se atribuye a la gran celebración que tuvo lugar cuando el agua llegó por primera vez a la plaza en 1346, gracias a un sistema de túneles subterráneos conocidos como "bottini" que transportaban el agua desde fuentes distantes.
Abajo, fotos desde lo alto de la torre. Sin duda, las mejores vistas de la ciudad. Tiene 88 metros de alto, y es la tercera torre medieval más alta de Italia. La primera es la torre de Cremona, con 112 metros, y la segunda la torre de Bolonia, con 97 metros.
El horario de la torre es de 10:00 a 19:00 y al parecer las entradas no se pueden comprar online. Cuando fuimos nosotros no tuvimos que esperar cola. El precio es de 10 euros los adultos, y gratis los menores de 11 años.
La subida a la torre nos encantó, realmente espectacular. Una vez abajo, curioseamos un rato por el mercadillo que había en la plaza. Como curiosidad sobre esta plaza, en ella se celebra una carrera de caballos de fama mundial llamada "Il Palio", el 2 de Julio y el 16 de Agosto de cada año. En ella se enfrentan diez jinetes, cada uno representando a cada barrio de la ciudad. Es una carrera que se celebra desde la Edad Media. Hay referencias desde el año 1239, aunque en el formato actual, dando tres vueltas a la plaza, se hace desde el año 1633. Posiblemente esos días Siena se llene tanto de gente que realmente sea imposible disfrutar de esta maravillosa ciudad.
Después de comprar alguna chocolatina en uno de los puestos del mercadillo, nos dedicamos a pasear sin rumbo por la ciudad, hasta llegar a la basílica de San Francisco, en el extremo noreste de la ciudad, ya en el mismo límite del casco histórico. Una zona estupenda para pasear, en la que el tejido urbano medieval de la ciudad sigue estando perfectamente conservado, pero hay mucho menos turismo. Esta basílica es una de las iglesias más destacadas de Siena. Ubicada en la Piazza San Francesco, su construcción original data de 1228 a 1255, en estilo románico. Posteriormente, entre los siglos XIV y XV, fue ampliada y transformada en la imponente estructura gótica que se aprecia hoy en día.
En el camino de vuelta pasamos por la Piazza Salimbeni, que es la que se ve en la otra foto, a la derecha. Uno de esos edificios de la foto es la sede del Monte Dei Paschi, el banco más antiguo del mundo, fundado en la antigua república de Siena en 1474. Ya se había hecho completamente de noche, así que era el momento de buscar un sitio donde cenar.
Y después de cenar, todavía paseamos un poco más para poder contemplar estos increibles monumentos iluminados, y sin gente. Eso pasa en muchas ciudades que son tremendamente turísticas y que durante el día suelen estar demasiado llenas de gente. Por lo general, la noche es el mejor momento para explorarlas, cuando se suelen quedar prácticamente vacías.
Al día siguiente, después de desayunar en el alojamiento, dimos otro paseo, ya que además teníamos que ir a un parking concreto donde validar nuestro ticket de aparcamiento para que nos aplicaran el descuento por haber dormido en la ciudad. Abajo, un par de fotos de ese paseo mañanero. Al final, habíamos estado en Siena alrededor de 24 horas. Suficiente para ver lo básico, pero realmente esta ciudad tan hermosa se merece sin duda un día más de estancia para poder disfrutarla con la intensidad y tranquilidad que se merece.
Y ya por último, pues tocaba recoger nuestro equipaje y volver a por nuestro coche para seguir recorriendo La Toscana. Esta vez nuestro destino era el espectacular pueblo amurallado llamado San Gimignano, conocido como el New York medieval por la cantidad de torres medievales que conserva.
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