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Valle de la Engadina


Fecha del viaje: Agosto de 2023

Pasamos cuatro noches en esta región de Suiza, como parte de un viaje más largo en el que veníamos desde el lago Como, en Italia; y después fuimos otros tres días a los Dolomitas, también en Italia.

El primer día llegamos tarde, ya de noche. El viaje desde el lago de Como se había hecho largo, ya que habíamos realizado varias paradas. Nuestro alojamiento estaba en el pueblo de Savognin, un poco más lejos de lo que habríamos querido del corazón de la región, donde están todos sus atractivos; pero es que los precios en Suiza son los que son. Por lo general nosotros solemos buscar alojamiento con booking, pero en sitios especialmente caros como es Suiza, suele salir mejor de precio buscar en airbnb. En este caso, alquilamos por airbnb un apartamento que estaba bastante bien, con un buen salón-cocina con balcón, dos habitaciones y un baño, y nos salió por 518 euros en total por las cuatro noches. Además tenía una zona de columpios que le gustó mucho a Inés, y caminando 5 minutos había un lago precioso donde estaba permitido el baño, con más zonas infantiles y de juego

Recomendaciones importantes

  • El teleférico de Diavolezza es totalmente imprescindible, pocos miradores hay en todos los Alpes más espectaculares que este. Si hace buen tiempo, se puede comer allí mismo en una terraza frente al piz Bernina y los glaciares. Para ver si está despejado o cubierto de nubes, podés ver aqui unas webcams muy útiles instaladas en la estación superior de éste y otros teleféricos de la zona
  • Muy cerca de allí, una excursión de senderismo imprescindible es el paseo por el valle hasta llegar a la cola del glaciar Morteratsch. Posiblemente, la forma más fácil y accesible de todos los Alpes de llegar caminando en un corto paseo hasta un glaciar (con permiso del glaciar del Ródano, desde el puerto del Furka). Pero no tardéis en ir, desgraciadamente se está derritiendo a toda velocidad
  • El trineo de verano de Pradaschier, tanto si vais con niños como si no (Pero si llevais niños, les va a FLIPAR). Es el más largo de Europa, con más de 3 km de railes y un desnivel de 500 metros. Podéis ver su web aquí
  • El funicular de Muottas-Muragl. Las vistas no son tan alpinas como desde Diavolezza, pero están bastante bien. Tiene el encanto de los trenes de época. Buen restaurante y buena zona infantil

Aquí van unas fotos de los alrededores de nuestro alojamiento. Como se puede ver, justo al pie del alojamiento había unos columpios en una inmensa pradera que llegaba hasta un lago donde estaba permitido el baño. Era un lugar paradisiaco y muy tranquilo, donde era realmente sencillo relajarse

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Día 1

Como hacemos siempre que viajamos a Suiza, para compensar un poco el presupuesto, desayunamos en el apartamento con la comida que hemos llevado de España, y algunas cosas que hemos comprado de camino, en Italia. Siempre hacemos los desayunos y cenas en la casa, para compensar las clavadas que nos meten en la comida, que esa sí, la hacemos siempre en restaurante

Dedicamos la mañana a lo que, en mi opinión, es lo más espectacular que hay en la Engadina: el teleférico de Diavolezza. Las fotos que podéis ver más abajo hablan por sí solas...

Para ponernos en situación, los Alpes podríamos decir que están divididos en dos zonas: Los Alpes occidentales, que son los que están entre Francia, el Oeste de Suiza y Noroeste de Italia; y es donde están todos los picos de más de 4000 metros. Son los Alpes de las grandes montañas y los grandes glaciares. Luego están los Alpes Orientales, situados en Austria y Noreste de Italia, con picos cuya altura máxima ronda los 3800 metros. Es decir, 1000 metros menos que la altura máxima del Montblanc, el pico más alto de los Occidentales

Pero entre medias hay un macizo desconocido, cuya altura máxima es el Piz Bernina, con unos fabulosos 4048 metros. Es el pico de más de 4000 metros situado más al Este de los Alpes, y además, debido a que el macizo está aislado del resto de la cordillera, es el quinto pico de todos los Alpes más prominente (la prominencia es una medida de la altura relativa en relación con las cimas circundantes, cuanto mayor es, más independiente y destacada es esa cima)

Y esta es la montaña que vamos a poder disfrutar hoy, el Piz Bernina, ese fabuloso coloso que parece aún más alto de lo que en realidad es. Y además lo vamos a hacer desde el mejor mirador posible, un teleférico que nos subirá hasta los 2973 metros de altura con unas vistas increíbles de todo el circo glaciar, destacando especialmente el glaciar Morteratsch, que todavía hoy, a pesar del calentamiento global, llega casi hasta el valle.

Para llegar hasta allí, tenemos casi una hora de coche, atravesando el puerto de montaña de JulierPass y bajándolo por la vertiente contraria hasta llegar al valle donde se situa Sankt Moritz, y de nuevo subiendo otro puerto, el Bernina, llegando a la estación inferior del teleférico antes de la cima del puerto. Unos minutos antes de llegar, obligado parar en un mirador que hay junto a la carretera, desde donde hay una vista soberbia del macizo y el glaciar.

Al llegar a nuestro destino, aparcamos sin problema, y sacamos los tickets (44 euros por adulto, 15 euros Inés) sin esperar más de 5 minutos en la cola. Esto es Suiza, amigos, donde todo es caro, pero el servicio que obtienes es de primera. Y de esta manera, sin colas, sin agobios, sin esperas, ya estamos montados en nuestra cabina de teleférico camino a uno de los circos glaciares más espectaculares de Europa. Habrá gente que al leer esto se sorprenda de que valore tanto estas cosas, pero eso es que posiblemente no hayan intentado nunca coger un teleférico en los Alpes franceses o italianos en verano: colas, agobios, esperas interminables, cartel de "Todo completo"... Suiza es otro nivel, un mundo aparte, más caro, sí, pero mejor.

En esta web podéis ver unas webcams muy útiles situadas en la estación superior de este teleférico y otros de la zona. Y en esta otra web tenéis los precios actualizados y mucha más información sobre este fabuloso teleférico

Bajamos un poco por un sendero pedregoso que baja por la ladera en busca del glaciar. La vista desde allí es realmente espectacular, no hay palabras para describir la grandiosidad de ese paisaje. Pero lo más increíble de todo es que este paisaje tiene fecha de caducidad ¿Os imagináis que os dijeran que la torre Eiffel de París, o el Coliseo de Roma, fuesen a desaparecer dentro de 20 años, de forma definitiva y para siempre? Pues ese es el destino de este glaciar que veis en las fotos. Cuando le enseñe a mis futuros nietos estas fotos, pensarán que es un montaje hecho con IA.

Aquí van unas fotos para que veais a qué me refiero. En la segunda foto, sacada con teleobjetivo, se puede apreciar la cola del glaciar adentrándose en el valle, que es el objetivo del paseo senderista que haremos por la tarde

Después de comer cogimos el teleférico de vuelta, con la satisfacción de haber creado maravillosos recuerdos que durarán toda nuestra vida (De eso se trata viajar al fin y al cabo ¿No?). Ya en el coche, retrocedimos por la misma carretera que llegamos, pero tan sólo unos 10 minutos. Pasado el mirador en el que paramos a la ida, enseguida vemos el desvío a mano izquierda donde está el inicio de la ruta al glaciar Morteratsch.

Una carreterilla se interna en el bosque durante unos pocos minutos, hasta que llegamos al parking. Como siempre, ningún problema para aparcar (Y a esta hora, menos). Aquí podeis encontrar una cafetería, una tienda de recuerdos, también hay una estación de tren del Bernina express. Pensábamos que sería posible alquilar bicicletas allí mismo (especialmente bicicletas eléctricas, ya que la ruta aunque es sencilla, tiene un ligero desnivel ascendente) pero no vimos que fuera posible, así que habrá que hacerla caminando

En la zona también hay una zona de columpios muy chulos, que si vais con niños les encantarán, así como un corral con cabras, en el cual puedes entrar y darlas de comer. Esto, por supuesto, a Inés le gustó mucho más que el paseo hasta el glaciar.

A finales del siglo XIX, cuando se construyó esta línea ferrea y la estación de tren, el glaciar, aunque parezca increíble, llegaba hasta aquí mismo. Ahora hay que caminar algo más de 3 Km para llegar a su extremo. Y cada año que dejéis pasar para ir a verlo, más que tendréis que caminar. En fin, el paseo es realmente muy agradable, con un ligero desnivel que no se hace molesto, siempre junto al torrente de agua que baja del glaciar. Una cosa muy curiosa es que cada cierta distancia hay postes indicando hasta dónde llegaba el glaciar en determinados años, y es realmente increíble lo mucho que ha retrocedido especialmente en los últimos 20 años. De hecho, cuando llegamos al final de la ruta, el glaciar ya ha retrocedido tanto que no llegamos a "tocar" el hielo. Para hacerlo, había que trepar por la morrena de piedra descompuesta.

Aquí van unas fotos de este increíble paseo

Después de esta excursión, cogimos el coche y pusimos rumbo a nuestro apartamento, que teníamos aún un buen puerto de montaña por delante antes de llegar a casa. Aún nos dio tiempo a estar un poco en los columpios y bajar dando un paseo al lago, y finalmente prepararnos algo de cena, y descansar para el día siguiente

Día 2

Ese día habíamos planeado una agenda bastante distinta de la del día anterior, no tan basada en montañas y glaciares, sino en un turismo más urbano.

Para ello, empezamos dirigiéndonos a la iglesia de San Martín, en Zillis, situada a sólo media hora de distancia de Savognin (donde estaba nuestro apartamento), en sentido contrario al macizo del Bernina. Esta iglesia es patrimonio de la humanidad, y su principal característica son los paneles de madera del techo, que conservan los frescos con los que fueron pintados alrededor del año 1100

Aquí van unas fotos de dicha iglesia. La verdad es que esperaba un poco más, no me dejó muy impresionado. Pero bueno, estaba al lado del siguiente hito en la agenda del día...

La siguiente parada me gustó más. Se trata del desfiladero de Viamala, y está a sólo 10 minutos en coche de la iglesia de Zillis. Al poco de dejar Zillis atrás, nos metimos con el coche por una carreterilla que en breve empezó a serpentear por el interior de un desfiladero, hasta llegar a un ensanchamiento donde enseguida se ve una caseta que hace las veces de oficina de venta de tickets y tienda, y una pequeña zona de aparcamiento.

No cabrían más de 10 o 12 coches sino recuerdo mal, y sorprendentemente, había sitio libre para nosotros... Esto solo pasa en Suiza, en cualquier otro pais habría que llegar a las 7 de la mañana para coger una de esas plazas de aparcamiento. Sacamos los tickets, y para acceder al desfiladero hay que bajar por una escalera que parece que te va a meter en el averno más profundo

No es un desfiladero muy largo, como otros que hemos estado, pero es bastante bonito. En cosa de una hora más o menos ya estaba visto y fotografiado por todos los lados

Y ahora venía la parada que Inés estaba deseando desde que se despertó por la mañana. En poco más de media hora estábamos en Pradaschier, yendo siempre hacia el Norte ¿Y qué hay de interesante en este pueblo? Pues ni más ni menos que el trineo de verano más largo de Europa, con más de 3 km de railes y un desnivel de más de 500 metros. Una auténtica pasada para los sentidos.

No es barato, pero recordad, estamos en Suiza. Nosotros sacamos el ticket de 3 viajes, que proporcionalmente sale mejor, y es que una vez que te tiras por aquí, te aseguro que vas a querer repetir. El precio por el ticket de 3 viajes es de 52 euros por adulto, y 34 por niño. Si quieres un solo viaje, los precios serían de 31 euros por adulto y 16 por niño (precios de 2024). Puedes consultarlo en su web aquí.

A Inés le encantan estos cacharros (y a nosotros también, por qué negarlo), y siempre que viajamos por los Alpes, montamos en alguno. La primera vez que montó en uno tenía solo 2 añitos, en otro viaje a Suiza, y ya le gustó un montón

Como siempre, aparcamos sin problema en la puerta, y sacamos nuestros tickets sin colas. En unos minutos ya estábamos montados en el telesilla ladera arriba para disfrutar del primer viaje ¡Que nervios! Aquí teneis unas fotos del lugar, es realmente bonito, praderas inmensas de un verde brillante, todo muy cuidado, limpio y armonioso. Suiza en estado puro. Antes del último viaje, aprovechamos para comer en la terraza del restaurante que hay en la estación superior. Os lo recomiendo, la hamburguesa estaba realmente buena y las vistas espectaculares

Podéis ver un video muy divertido de cómo es bajar en este trineo aquí. Inés lo flipaba como podéis ver

Después de tanta diversión y con los estómagos llenos, pusimos rumbo al siguiente hito del día, Heididorf, una recreación del pueblecito de Heidi. Estaba a apenas media hora de distancia, de nuevo hacia el Norte, y muy cerquita de la frontera con Liechtenstein. Heididorf está en Maienfeld, el pueblo natal de la autora de los relatos de Heidi, Johanna Spyri.

Desde el aparcamiento hay que dar un agradable paseo de unos minutos hasta la aldea de Heidi. Han recreado su casa, la casa del abuelo, el ayuntamiento, la escuela... La verdad es que está muy bien, sobre todo para aquellos que conozcan y hayan disfrutado en la niñez de sus historias. A Inés le gustó bastante, recorrimos todas las casas

Estábamos alargando el día un montón. Despues de Heididorf, nos acercamos hasta el pequeño pais de Liechtenstein, que estaba a tan solo 7 km de distancia. Para llegar hasta allí la carretera atraviesa la pintoresca fortaleza de St Luzisteig, un poco antes de llegar a la frontera, que está señalizada solamente por una bandera, nada más. Uno entra en Liechtenstein practicamente sin darse cuenta. Llegamos hasta el primer pueblo, Balzers, que tiene un castillo muy fotogénico. Hicimos unas fotos, y emprendimos la vuelta

El viaje hasta aquí lo habíamos hecho durante todo el día con paradas cada media hora, por lo que se había hecho muy llevadero; pero ahora nos quedaba un bonito viaje hasta nuestro apartamento

Camino al sur, como aún había luz, hicimos la última parada del día en Chur, una bonita ciudad situada a media hora de camino. Dimos un paseo por las calles de su centro histórico, con unos edificios demasiado reconstruídos para mi gusto, que le hacen perder autenticidad, hasta llegar a la plaza, que es la parte sin duda más bonita de la ciudad. Tomamos algo en una terraza junto a la plaza (la que aparece en la segunda foto), antes de emprender el camino definitivo hasta nuestro apartamento, que estaba aún a tres cuartos de hora de distancia.

Ya en casa, hicimos algo de cena, y a descansar. Había sido un día largo muy bien aprovechado, con muchas y muy variadas paradas

Día 3

Después del día anterior, apetecía volver al corazón de la montaña, así que emprendimos el mismo camino que dos días antes, cruzando el puerto de Julierpass hasta llegar a Sankt Moritz. Muy cerca de allí está el funicular de Muottas Muragl. Se trata del primer funicular construído en el valle de la Engadina, en el año 1907. Sube hasta unas praderas situadas a 2454 metros de altura, desde donde hay unas vistas espléndidas de los lagos y todas las montañas circundantes

Como es habitual en Suiza, en la estación superior hay una zona infantil con todo tipo de columpios, ideal para ir con niños. Estuvimos un rato paseando por alguno de los múltiples senderos que hay en la zona, y decidimos comer allí mismo antes de bajar. Junto a la estación superior hay un restaurante con terraza que está muy bien. Caro, como siempre, pero buen servicio y buena comida.

El precio del funicular para adultos es de 42,5 CHF (45 euros) y para niños mayores de 6 años, 14,2 CHF (15 euros), precios de 2024. Los niños menores de 6 años, no pagan. Podéis consultarlo aquí

Desde allí arriba se veía perfectamente Sankt Moritz, con la hilera de lagos que recorren el valle. Decidimos que esa sería nuestra próxima parada. Nos apetecía alquilar unas bicis, y es algo que habíamos leido que se podía hacer sin problema en Sankt Moritz, así que cogimos el funicular de vuelta, y para allá fuimos.

Son apenas 10 minutos en coche. Una vez allí, lo dejamos en un parking subterráneo que hay nada más llegar al pueblo, en frente del lago, ya que no parecía claro que se pudiera aparcar en la calle en el casco urbano. Empezamos a caminar por la orilla del lago hacia el centro del pueblo, y enseguida pasamos el primer sitio de alquiler de bicis. Realmente fácil. En 10 minutos ya estábamos los tres subidos en nuestras correspondientes bicis. Lo primero que hicimos fue ir por el carril bici que hay junto al lago, y luego por el interior del casco urbano, hacia una zona infantil que nos recomendó el de la tienda. La verdad es que era la leche, la mejor zona infantil que habíamos estado hasta ese momento en la Engadina, y habíamos estado en algunas muy buenas. Inés lo flipaba, llegó la primera, tiró la bici y se metió dentro loca de contenta

No fue nada fácil sacar a Inés de esa zona infantil... pero teníamos que seguir nuestro paseo en bici. Volvimos al lago, y lo recorrimos por su lateral izquierdo hasta el otro extremo. No se le puede dar la vuelta completa, por que el lateral derecho es peatonal, no se permiten bicis. El extremo al que nos dirigiamos está ya en pleno campo, y localizamos un sitio que estaba genial para darnos un baño. El agua estaba helada, pero Inés y yo, que somos unos valientes, no lo dudamos y nos dimos un buen baño.

Esas dos horas que estuvimos con la bici fueron muy relajantes, se nos pasó el tiempo volando. Qué maravilloso es viajar, que en un mismo día puedes subir a una montaña en un tren de más de un siglo, y un rato después estas tranquilamente montando en bici en el valle, sintiendo la suave brisa en la cara.

Aún nos quedaba algo de tiempo, así que decidimos ir a otro pueblo del valle, Sils-María, que estaba cerca y según las guías era muy bonito. Llegamos en otros 10 minutos más o menos, y de nuevo dejamos el coche en un parking, aunque si hubiésemos dado alguna vuelta, yo creo que se podía aparcar gratis en la calle. El pueblo es bonito, tiene algunas calles muy chulas, y como curiosidad, está la casa donde pasó Nietzsche los veranos de 1883 a 1888. Es la segunda foto, la casa blanca con flores rojas en las ventanas. No es mala zona para pasar los veranos, la verdad.

El Sol se estaba poniendo ya, y la luz del atardecer hacía que pareciese más bonito aún. La guinda fue cuando llegamos al extremo del pueblo, y al volver por otro sitio distinto, acabamos atravesando una pradera donde había otra zona infantil, con una vista bastante bonitas de la luz del atarcecer sobre las casas de Sils y las montañas.

Ya con el Sol oculto, llegó el momento de montar en el coche y atravesar, una vez más, el Julierpass, un viejo conocido ya para nosotros, a estas alturas. Al llegar a casa, nos preparamos una rica cena, y a dormir. Aquí se acababa nuestra aventura en la Engadina, y al día siguiente empezaba otra, esta vez en los Dolomitas italianos. Pero esa es otra historia, que contaré en otro artículo.


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