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Lago de Como


Fecha del viaje: Agosto de 2023

Como parte de un viaje de doce días por los Alpes, empezamos pasando un par de días junto al lago de Como, ya que nos quedaba cerca del aeropuerto de Milán, al que volamos desde Madrid.

Recomendaciones importantes

  • Si solo puedes visitar un sitio en todo el lago de Como, que sea Varenna. Sin duda es el lugar más bonito y con más encanto. No dejéis de visitar "villa Monastero" y sus jardines.
  • Nesso merece la pena aunque solo sea por su famoso puente medieval que cruza el torrente que desemboca en el lago en forma de cascada. Y además te puedes bañar allí, incluso si tienes el valor suficiente, saltar al agua desde el propio puente.
  • Si se trata de darte un baño en el lago, aparte de Nesso el mejor lugar sin duda son las pequeñas playas que hay en Varenna.
  • Bellagio también es muy bonito, y buen punto de partida para diferentes excursiones por el lago.

Día 1

Nuestro vuelo llegó temprano al aeropuerto de Milán. Como siempre, entre que recogimos el equipaje facturado y el coche de alquiler, se nos fue más de una hora. Una vez ya tuvimos nuestro coche, pusimos rumbo a la ciudad de Como, que da nombre al lago junto al que se sitúa.

En apenas 40 minutos estábamos ya en Como, donde lo primero que hicimos fue comer en un restaurante a las afueras. Después, fuimos hasta el centro y dejamos el coche en un parking.

El casco histórico de Como no es muy grande, realmente lo más interesante que ver es la catedral, que es muy bonita, y las calles circundantes. Desde el parking enseguida llegamos a la altura de la catedral. Antes, nos compramos un helado en la piazza de San Fedele, donde había un mercadillo y está la basílica del mismo nombre. Había una boda, así que no pudimos entrar.

Desde San Fedele llegamos enseguida a la plaza de la catedral, que se ve soberbia presidiendo la plaza. Esta catedral es la más grande de Lombardía, después del duomo de Milán. Se empezó a construír en 1396, en estilo gótico, y se tardó casi 350 años en completarse.

Después de ver la catedral por dentro, como hacía bastante calor, decidimos irnos de la ciudad y dirigirnos a Nesso, un pequeño pueblo a media hora de distancia, situado en la ribera de uno de los brazos del lago de Como. Desde allí, además, no estábamos ya lejos de nuestro alojamiento.

Este pueblo es bastante pequeño, pero es famoso por la cascada que atraviesa el pueblo, y el pequeño puente medieval que cruza el torrente después de la cascada. Una de las imágenes más icónicas de toda la zona. Para llegar hasta allí, hay que seguir una carretera que va junto a la ribera del lago, y aparcar un poco antes de llegar al pueblo (o después, si no se encuentra sitio).

Nosotros tuvimos suerte, y en uno de los pequeños aparcamientos (gratuitos) que había a unos 300 o 400 metros del pueblo, encontramos sitio. Desde allí fuimos caminando hasta el pueblo por un camino junto a la carretera, y es cuando tienes la imagen del puente medieval y el torrente desde arriba, como se ve en las fotos de abajo. Para llegar hasta él, hay que bajar por unas callejuelas hasta la orilla del lago.

Una vez llegas abajo del todo, hay una amplia escalinata de piedra que acaba en el agua, permitiendo el baño de forma cómoda. Como hacía calor, Inés y yo no nos lo pensamos dos veces y nos dimos un buen baño. Inés es una valiente y no tuvo problema en meterse en esas oscuras aguas. Había gente que se tiraba al agua desde el mismo puente.

La verdad es que el sitio es espectacular, especialmente con la luz del atardecer de ese momento. Un momento de auténtico relax, difrutando de esa belleza y del tibio sol que estaba a punto de esconderse.

Después del baño y sacar unas cuantas fotos, no hubo más remedio que subir la cuesta que tan fácilmente habíamos bajado antes. En el pueblo hay algún sitio, en la parte superior, donde tomar algo para reponer fuerzas. Nosotros ya fuimos directamente al coche para ir a nuestro alojamiento, que estaba en el vecino pueblo de Magreglio.

Para que os hagáis una idea de como son las carreteras en esta península rodeada por las aguas del lago, son solo 25 km, pero se tarda unos 35 minutos en llegar. Nuestro alojamiento es un apartamento situado en lo alto de la montaña, con una amplia terraza con unas vistas de infarto del lago y la orilla opuesta. Aquí podéis ver unas fotos...

Este apartamento lo reservamos por airbnb, y nos costó 269 euros por dos noches. Podéis consultar sus datos en la web de airbnb, aquí. Los anfitriones eran muy majos, y se puede aparcar en la misma puerta. Además, hay un restaurante italiano muy bueno y muy cerca, a 3 minutos en coche o unos 15 minutos caminando, donde cenamos las dos noches que estuvimos allí.

Una vez instalados en ese fantástico alojamiento, fuimos a cenar al restaurante italiano que comentaba antes, y después un poco de relax en la fantástica terraza, contemplando las numerosas y diminutas lucecitas que cubrían la ribera opuesta del lago. Al día siguiente nos esperaba un día intenso de exploración de la zona.

Día 2

Después de un buen desayuno en nuestra fantástica terraza (habíamos hecho algo de compra en nuestra visita a Como) nos pusimos en marcha. Fuimos hasta Bellagio, a apenas 10 km de nuestra casa.

El pueblo es peatonal, hay que dejar el coche en un amplio aparcamiento (de pago) al aire libre que hay antes de llegar, y desde allí caminar unos 200 o 300 metros hasta llegar al casco histórico. Dimos un paseo por las agradables calles de Bellagio hasta llegar a la ribera, desde donde salen los barcos. Esta zona es una especie de plaza alargada con edificios señoriales que dan al lago. Todo muy bonito, muy "Belle Epoque". Como curiosidad, el famoso hotel-casino Bellagio de Las Vegas se inspiró en este elegante pueblo.

Como hay varios puntos de salida, según el destino o la compañía, preguntamos de donde salía el que iba a Varenna y la hora de salida. Faltaba como media hora, así que nos compramos un helado en una heladería que había allí mismo y esperamos la llegada de nuestro barco sentados en un banco, observando plácidamente el lago.

Había una especie de mercadillo de artesanía donde estuvimos curioseando un poco también. En las otras fotos de abajo, los bonitos pantalanes de atraque, a uno de los cuales llegaría nuestro barco, que era muy similar al que se ve en la foto de abajo a la derecha.

Y por fín llegó nuestro barco. Para ir a Varenna hace una parada entremedias en Menaggio, otro pueblo costero bonito que también teníamos apuntado para visitar. En las fotos de abajo, a la izquierda se puede ver el pueblo de Menaggio al que nos dirigíamos, y al lado un mapa de la ruta seguida desde Bellagio hasta Varenna, con esta escala entre medias.

En las fotos de abajo, aproximación a Menaggio. Pensamos si bajarnos aquí, y en una hora o dos coger otro barco a Varenna, pero al final decidimos seguir hasta Varenna, que sabíamos que era mucho más bonito, y ya decidir después si volvíamos aquí en función del tiempo que tuviésemos a lo largo del día.

El barco paró en Menaggio el tiempo justo para que se bajara y subiera gente, unos minutos, y enseguida emprendió el último tramo de la ruta hacia Varenna. El día era fantástico, y el trayecto en barco nos gustó mucho por que, la verdad, hacia cualquier lado que mirases todo era bonito y armonioso.

Abajo, fotos de Varenna en la aproximación. Sin duda, éste es el pueblo más bonito de todo el lago. Un sitio realmente imprescindible si estás en esta zona.

Una vez desembarcas, si caminas hacia la derecha, vas al casco histórico de Varenna, y si caminas hacia la izquierda, cruzando un pequeño puente metálico sobre una rambla, vas a la playa. Como hacía un día estupendo, e Inés lo estaba deseando, decidimos empezar dándonos un baño en la playa de Varenna.

Abajo podéis ver fotos del puente que te lleva allí (está al lado de donde te deja el barco) y de la playa, con nuestro barco siguiendo su ruta hacia el próximo destino. En esa playa estuvimos como una hora y media. Me sorprendió mucho lo cristalina que estaba el agua, tenía una trasparencia brutal.

Y después de la playa, emprendimos el camino hacia el casco histórico. Antes, un poco de columpios para Inés. El camino que lleva al centro de Varenna es espectacular. Se trata de una pasarela de hierro que en algunos puntos va directamente colgada sobre el mar.

Una vez en el centro, vimos un restaurante con terraza justo sobre el mar, y como aún era pronto tuvimos la inmensa suerte de coger una mesa con unas vistas increibles. Esta podría ser una buena definición de felicidad: unos fantásticos espaguettis a la carbonara con una cerveza fria en una terraza como ésta. Cuando acabamos de comer, había cola para comer allí.

Y después de comer, pues dimos un paseo por la zona de Varenna junto al mar. Atravesamos de norte a sur el casco histórico, siguiendo un camino hacia una villa monumental llamada "Villa Monastero", en la que pueden visitarse sus increíbles jardines. En las fotos de abajo se puede ver la terraza cubierta en la que comimos, que prácticamente estaba volada sobre el mar.

De camino a Villa Monastero, ya pasado el centro histórico, nos encontramos con una playa pequeñita, justo enfrente del hotel Royal Victoria (un sitio excelente para alojarse en Varenna, para el que se lo pueda permitir). Como Inés tenía muchas ganas de volver a remojarse, hicimos una parada aquí para darnos otro baño. En esta playa además hay una plataforma flotante desde donde te puedes tirar al agua.

Y después de la pausa para el bañito, seguimos el paseo hasta llegar a nuestro destino. Esta villa originalmente fue un monasterio cisterciense fundado en el siglo XII. En el siglo XVII, tras la supresión del monasterio, fue transformada en una residencia privada. A lo largo de los siglos, pasó por varias manos y fue ampliada con elementos renacentistas y barrocos. En el siglo XX, la villa fue donada al estado y convertida en un museo y centro de conferencias.

Se pueden visitar los jardines, que se extienden unos 2 km a lo largo del lago, y también el interior de la mansión, con muebles y decoración del siglo XIX. Si solo se visitan los jardines (ese fue nuestro caso, por el tiempo disponible) la entrada son 10 euros. Si además se visita la casa, el precio es de 13 euros (actualizado para 2025). Podeís ver más información y horarios en su web, aquí.

Los jardines tienen una enorme variedad de plantas exóticas y mediterráneas. Además, como son bastante grandes, no está muy lleno de gente, puedes pasear y hacer fotos sin el agobio de estar rodeado de gente. Junto a la entrada de la mansión hay una terraza donde estuvimos tomando algo.

El sol avanzaba sin pausa, y se aproximaba el momento en que se ocultaría tras las montañas, ofreciéndonos un bello atardecer. Era el momento de emprender la vuelta. Desde el punto más alejado de los jardines teníamos un buen paseo hasta llegar al puerto de salida de nuestro barco. Desde Varenna, salen barcos muy a menudo hacia Bellagio, así que fuimos tranquilamente hacia allí sin procuparnos de horarios, como mucho tendríamos que esperar 20 minutos o media hora al siguiente.

Atravesamos de nuevo el casco histórico de Varenna, y la pasarela metálica que hay después, y en un rato ya estábamos junto al muelle.

Abajo, ya en el muelle, esperando nuestro barco a Bellagio, justo con la puesta de Sol.

Abajo, fotos de Varenna, mientras nos alejábamos de tan maravilloso lugar, y después fotos de Bellagio al ir acercándonos poco a poco a nuestro destino. La luz era perfecta, no podíamos haber elegido un momento mejor para hacer el viaje de vuelta.

Y una vez desembarcamos en Bellagio, dimos un paseo aprovechando que teníamos que ir hasta el aparcamiento donde estaba el coche. Ahora había bastante menos gente que por la mañana.

De camino a nuestro alojamiento, paramos en un hotel que tenía una terraza panorámica increíble, con intención de cenar allí. Pero nos dijeron que en el restaurante solo admitían gente que estuviera alojada allí... una pena. Por lo menos sacamos una foto, por que la vista era fabulosa. Continuamos hasta nuestro alojamiento, donde cenamos en la misma pizzería que la noche anterior, que se comía muy bien.

Y después, como la noche anterior, un poco de relax en la terraza de nuestro apartamento. Al día siguiente tocaba dejar este maravilloso alojamiento para buscar nuevas aventuras en otra parte, esta vez en Suiza. Ibamos a atravesar de sur a norte el cantón de Ticino para llegar a nuestro siguiente alojamiento, en la Engadina. Podéis leer el relato de ese intenso día aquí.


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